TEMA DE INVESTIGACIÓN:
ADICCIÓN
A LOS TELEFÓNOS CELULARES Y SUS CONSECUENCIAS EN LOS JÓVENES
Índice
I.
Introducción
II.
Marco Teórico
1. Ciudadanía,
tecnología y juventud
2. Definición
de adicción al celular
3. Posibles causas de adición al celular
3.1. Relacionado
a variables psicológica
4. Características
4.1. De
acuerdo al tiempo de uso
4.2. De
acuerdo a las edades
4.3. De
acuerdo al sexo
5. Consecuencias
5.1. Relacionado
a la inteligencia
5.2. Relacionado
con la salud y otros términos
6. Soluciones
III.
Conclusiones
IV.
Referencias Bibliográficas
I. Introducción
La
presente investigación se refiere al tema de la adicción a los teléfonos
celulares, tiene como objetivo conocer las consecuencias que trae consigo el
uso excesivo de los teléfonos celulares en los jóvenes de la universidad ESAN,
con respecto a su vida social y académica.
Para
realizar este trabajo nos planteamos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las consecuencias
que trae consigo el uso excesivo de los teléfonos celulares en los jóvenes de
la universidad ESAN, con respecto a su vida social y académica? Esta incógnita
surge debido a la problemática actual que afecta principalmente a los jóvenes,
ya que son ellos los que en un mundo donde la tecnología avanza a cada momento,
se dejan influenciar de una manera más rápida poniendo así en riesgo su
estabilidad por el mal uso de esta tecnología, especialmente la de los
teléfonos celulares.
“Tal
como lo señalan Montgomery, Gottlieb-Robles y Larson (2004), el crecimiento de
Internet en las últimas décadas ha traído consigo un profundo cambio en el uso
de los recursos de información y comunicación dispuestos a nivel social; y son
los jóvenes quienes han estado al frente de dicho proceso acelerado de
transformación.” (Said, 2012, p.14). Esta
situación representa un grave problema en la vida interpersonal y académica de los jóvenes universitarios en la
actualidad; ya que, por prestarle más atención a un aparato móvil, descuidan
cosas que son importantes en su vida. Es por ello, que esta investigación está
dirigida especialmente a los jóvenes con la finalidad de informarles acerca de las graves
consecuencias que trae consigo el uso excesivo de un teléfono celular.
II. Marco teórico
1.
Ciudadanía,
Tecnología y Juventud
Para Said (2012), el concepto de
ciudadanía resulta muy importante en el análisis del profundo cambio interior
generado en sociedades contemporáneas como consecuencia de la globalización,
los avances de las TIC [Tecnologías de la Información y la Comunicación]
generados en las últimas décadas, así como el auge de las nuevas capacidades de
una diferente generación de individuos.
En este contexto son los jóvenes como parte de las sociedades
contemporáneas, quienes viven especialmente en este cambio, ya que “las TICS
ejercen una especial fascinación a adolescentes y jóvenes, en tanto encuentran
en ellas un medio extraordinario de relación, comunicación y aprendizaje”.
(Cabañas, Korzeniowsky, 2015, p.6).
Para Linne (2014) citado por Cabañas son los jóvenes quienes
han estado al frente de este proceso acelerado de transformación, ya que el
acceso a internet y las redes sociales,
por medio de su teléfono celular, constituyen un entorno central de
entretenimiento y comunicabilidad para esta franja etaria. (p.7).
Estudios como los realizados por el Pew Internet and American
Life Project6 en los Estados Unidos en el año 2001, o el revelado por la
Revista Forbes7 en el año 2003, citados por Montgomery, Gottlieb-Robles y
Larson (2004) sobre los niveles de uso del Internet, revelaban que los jóvenes,
en primer lugar, gastaban más tiempo en Internet que viendo la televisión en
dicho país; y en segundo término, que poseían un mayor nivel de usabilidad de
los mensajes de textos desde sus celulares, el uso de chats o los videojuegos
por lo cual superaban con creces los niveles de empleo de dichos recursos por
parte de los adultos. Pese a las particularidades propias del país de
referencia en dichos estudios, el escenario dibujado permite delinear a unos
jóvenes, a comienzos del siglo XXI, insertos en una dinámica propia de grandes
consumidores de contenidos digitales junto a su activa participación en el
desarrollo de la nueva cultura telemática de la sociedad informacional actual.
(Said, 2012, p.14-15).
2.
Definición
de Adicción al Celular
Para definir adicción al
celular, necesitamos antes conceptualizar adicción y teléfono celular.
Adicción.
Según Hawkins (2009)
sostiene que:
Una adicción es una
dependencia compulsiva física y psicológica de sustancias que forman hábito,
como la nicotina, el alcohol o las drogas, o de procesos, como salir de
compras, comer o tener relaciones sexuales. Al mismo tiempo, las “adicciones de
procesos”, aquellas mediante las cuales participamos en actividades de una
manera compulsiva tales como las apuestas, ver pornografía, jugar con video
juegos, salir de compras, también cambian nuestro estado de ánimo. (p.14).
Teléfono
Celular.
Según Gómez, Posada y Ramírez (2005), el teléfono es un
conjunto de aparatos e hilos conductores con los cuales se transmite a
distancia la palabra y toda clase de sonidos. Según la enciclopedia Encarta
2004, citada por Gómez, Posada y Ramírez (2005), los teléfonos móviles o
celulares son en esencia unos radioteléfonos de baja potencia en los que las
llamadas pasan por transmisores de radio localizados dentro de pequeñas
unidades geográficas llamadas células. Las células cubren casi la casi totalidad del territorio,
pero especialmente zonas habitadas y las vías de comunicación, desde donde se
efectúan la mayoría de las llamadas. Los transmisores de radio están conectados
a la red telefónica, lo que permite la comunicación con teléfonos normales o
entre sí. Hoy en día la tecnología ha evolucionado de tal modo que hay
teléfonos celulares que permiten el acceso a internet; la transmisión y
recepción de textos e imágenes; la inclusión de cámaras fotográficas e incluso
videoteléfono. (p.417).
Buchinguer (2011), citado por Pedrero (2012), dice que “si en
un principio cabía considerar al móvil como un teléfono inalámbrico privado,
ahora esa es solo una de sus múltiples utilidades, debiendo considerarse en el
momento actual como una plataforma que oferta servicios variados, especialmente
dirigidos a los más jóvenes, que no ha acabado de incorporar aún todas las funcionalidades
posibles”. (p.140).
Es por medio de este “aparato” que los jóvenes tienen mayor
facilidad de acceso a internet, a las
redes sociales, a los mensajes de texto etc. Esta situación está trayendo
consigo un uso excesivo por parte de ellos, generando consecuencias negativas
para el joven tanto a nivel personal como social, consecuencias que ampliaremos
en el desarrollo de nuestra investigación.
Adicción
al teléfono celular.
Habiendo visto estos dos conceptos, y centrándonos en las
“adicciones de procesos” según Hawkins, hemos decidido colocarle el nombre de
adición al teléfono celular al uso excesivo de este, aunque “todavía no hay acuerdo acerca de la frontera
entre uso excesivo y uso problemático o patológico, dado que el término
“adicción” a las TIC todavía no ha sido
reconocido oficialmente por organismos internacionales, como la American
Psyquiatric Association (APA) o la OMS” (Freixa, 2012, p. 124).
Así, Gayá (2014)
sostiene:
Los smartphones se han convertido en el mejor amigo
del hombre, que se
siente más conectado que nunca al disponer de internet al alcance de la mano. Sin embargo, esa conexión lo
desconecta del mundo que le rodea, sustituyendo conversaciones, compañías o
momentos de soledad por mensajes de texto, revisiones al correo o juegos on line. Es ya muy complicado imaginar
la vida sin teléfonos inteligentes, sin disponer de la información aquí y
ahora, sin poder escribir a los amigos desde cualquier lugar, sin poder
hacerles partícipes del momento que vivimos mediante fotos y vídeos (...). Los
teléfonos sirven ya para tantas cosas que se complica no ser adicto. (p.42).
Entonces, podemos definir como adicción al teléfono
celular al uso excesivo que se le da, este uso lo hemos delimitado
tomando en cuenta a la empresa de métricas Flurry, citada por Gayá, quien
sugiere que 60 veces al día es el mínimo
para considerarlo excesivo y por consiguiente adicción al celular.
3.
Posibles Causas de Adición al Celular
Todo lo que somos o lo que aprendemos empieza desde casa, con
nuestra familia o las personas con quienes vivimos. En los estudios que
realizaron Freixa y Honrubia en el año 2012, observaron que una de las causas del uso excesivo del
celular podría radicar en la constitución del hogar, ellos se dieron cuenta que
existe una relación entre el nivel de estudios de los padres y el uso
problemático que le dan los hijos al móvil; ya que, si hubiese un hogar con
nivel educativo alto de los padres, las actividades de entretenimiento de los
hijos no se basarían principalmente en la tecnología. (p. 128).
Por otro lado Prieto & Moreno (2015), sostienen que
probablemente el uso del teléfono celular está ligado a llenar un vacío
interior. (p. 149). Ellos aclaran que el acceso a internet es el factor clave
de su excesivo uso, y que debido a la facilidad que se tiene de llegar a este
recurso por medio del teléfono celular hace que su uso sea frecuente y esté en
aumento.
3.1.
Relación
con variables psicológicas.
Según Pedrero, Rodríguez
& Ruiz (2012) las causas de la adicción a los teléfonos celulares en
relación con variables psicológicas son las siguientes:
Relación con la autoestima.
Uno de los rasgos más estudiados en
relación al abuso del móvil ha sido la
autoestima, bajo la hipótesis de que las personas con baja autoestima
pueden utilizar el móvil para evitar los contactos cara a cara y expresarse con
más facilidad en la comunicación mediada. Por otra parte la baja autoestima es
un hallazgo habitual en los estudios de adictos a sustancias, por lo que la
consideración del abuso del móvil como adicción debería acompañarse de
correlatos psicopatológicos similares.
Relación con la
personalidad.
Según Bianchi y Phillips (2005) citados por Pedrero, Rodríguez
y Ruiz (2012) utilizaron el EPQ de Eysenck. Como predijeron, la extraversión
explicó variables de uso, como el tiempo consumido usando el móvil durante la
semana, el número de llamadas y el uso problemático; sin embargo, no se
relacionó con un uso social, en la medida en que los usuarios no buscaban con
ello intensificar sus relaciones, sino más bien buscar estimulación.
Contra lo previsto, el neuroticismo no se relacionó con el uso,
ni normal ni problemático, del móvil. Ehrenberg et al. (2008) citado por
Pedrero, Rodríguez y Ruiz (2012), exploraron
la relación entre los Cinco Grandes Factores de Personalidad (mediante
el NEO-FFI) con diversas variables relativas al uso del móvil (número de llamadas,
de ‘sms’, de mensajes instantáneos y tendencias adictivas).
Relación con impulsividad.
Billieux et al. (2008) citados por Pedrero, Rodríguez y Ruiz
(2012) estudiaron una muestra de 430 voluntarios con edades comprendidas entre
los 20-35 años, relacionando el uso del móvil con impulsividad. Utilizaron la
escala UPPS (Van der Linden et al., 2006) que mide 4 sub-dimensiones de
impulsividad (impaciencia, irreflexividad, inconstancia y búsqueda de
sensaciones) y el PMPUQ. Utilizaron también el BDI y el STAI para controlar la
sintomatología ansiosa y depresiva. Encontraron que el número de llamadas
diaria mostraba correlación con las sub dimensiones de impaciencia e
irreflexividad; la duración de las llamadas lo hacía con impaciencia,
irreflexividad e inconstancia; y el número de mensajes de texto, con
impaciencia. Apareció también una correlación significativa entre la
sintomatología ansiosa y depresiva y el número de mensajes cortos enviados
diariamente. Únicamente la impaciencia mostró capacidad predictiva sobre los
síntomas de dependencia del móvil.
Relación con aburrimiento
en el ocio.
En el ya citado estudio de Leung (2007) por Pedrero, Rodríguez
y Ruiz (2012), las personas que podían ser consideradas adictas al móvil
mostraban puntuaciones elevadas en aburrimiento en el ocio (‘leisu-re boredom’)
y búsqueda de sensaciones, además de
hacer un uso general más intensivo (más minutos al día y llamadas de más
duración, más mensajes enviados y recibidos, más grabaciones de audio y vídeo,
más lectura de noticias, más descarga de politonos e imágenes, mayor proximidad
del móvil durante las horas de sueño) que los sujetos que no podían
considerarse adictos. En concreto, dedicaban el doble de tiempo diariamente al
móvil que los no adictos (108,82minutos frente a 54,41 minutos).
Un estudio posterior del mismo autor (Leung, 2008), realizado
sobre una muestra de adolescentes entre 14 y 20 años, encontraba que aquellos
que combinaban altos niveles de aburrimiento en el ocio y búsqueda de novedad,
con bajos niveles de autoestima, eran los que con mayor probabilidad podían
desarrollar adicción al móvil.
Relación con enfermedades
psicopatológica.
En
cuanto a las variables psicopatológicas, Zulkefly y Baharudin (2009) citado por
Pedrero, Rodríguez y Ruiz (2012) encontraron que mucho tiempo con el móvil se
relacionaba con la experimentación de trastornos psicopatológicos. El estudio de
Ha et al. (2008) clasificó a los sujetos en tres grupos según su nivel de uso
declarado. El grupo con mayor nivel de uso declaró mayor cantidad de síntomas
depresivos (mediante el Cuestionario de Depresión de Beck), más dificultades en
expresar sus emociones (mediante la Toronto Alexithymia Scale, TAS-20), mayores
niveles de ansiedad interpersonal (mediante la Interaction Anxiousness Scale) y
menores niveles de autoestima (mediante la Rosenberg Self-Esteem Scale); además
mostraron puntuaciones más elevadas en la escala de Young para adicción a
Internet (Young’s Internet Addiction Scale). Thomée, Eklöf, Gustafsson, Nilsson
y Hagberg (2007) efectuaron un estudio longitudinal prospectivo para estudiar
las relaciones entre uso de nuevas tecnologías (entre ellas, el móvil) y
resultados de salud.
La suma de horas de ordenador y móvil durante la semana se asoció, al
inicio del estudio, con un aumento del riesgo de estrés prolongado y síntomas
de depresión al año de seguimiento. Además, el número de mensajes ‘sms’
enviados/recibidos por día se asoció con el padecimiento de estrés prolongado.
Al analizar por separado a hombres y mujeres, los resultados mencionados fueron
estadísticamente significativos sólo para las mujeres, pero la tendencia era
similar para los varones, quienes, además, presentaban una asociación entre el
alto número de llamadas de teléfono móvil y mensajes SMS con dificultades para
conciliar el sueño. Estos resultados fueron confirmados por un estudio
posterior del mismo grupo de investigación (Thomée et al., 2011). (pp.
143-145).
4.
Características
4.1.
De
acuerdo a la constancia de uso.
La creación del teléfono móvil ha
facilitado la comunicación entre las personas, pero debido a sus múltiples
usos, en la actualidad ha provocado una serie dependencia de las personas con
el aparato móvil; si bien es cierto, no está mal usarlo, pero hay que
considerar que todo en exceso puede ser malo. La analista Mary Keeper sitúa la
media de revisiones de los usuarios en 150, es decir, 150 veces en las que nos
acercamos al móvil, aunque no haya sonado, para chequear si hay mensajes,
alertas o simplemente pasear por las distintas aplicaciones. (Gayá, 2014,
p.43).
Según Gayá (2014), la empresa de métricas
Flurry destaca que con respecto al pasado año, la cifra de los denominados
adictos, aquellos que abren aplicaciones en
su móvil más de 60 veces al día, ha aumentado un 123 por ciento, y un 55
por ciento entre los súper usuarios, aquellos que lo hacen entre 16 y 60 veces.
En total, 176 millones de personas han sido consideradas adictas según la
empresa y 550 millones súper usuarios. (p. 43). Evidentemente esta adicción va
en aumento y esto resulta algo preocupante, ya que las personas por estar
pendientes de un aparato se pierden de lo que a su a su alrededor.
4.2.
De
acuerdo a las edades.
En la actualidad, los teléfonos no solo
sirven para comunicarnos, han pasado a tener distintos usos, como para jugar
videojuegos, tomar fotos, visitar distintas páginas, etc. “Los teléfonos sirven
ya para tantas cosas que se complica no ser adicto. Un 77 por ciento de los
jóvenes entre 18 y 24 años padece 'nomofobia'”. (Gayá, 2014, p.43).
Ciertamente la tecnología ha avanzado
tanto que todos quieren estar a su ritmo, no importa la edad, nadie quiere
quedarse atrás. “Los grupos de edad más comprometidos son los de 13 a 17 años,
de 18 a 24 años y de 35 a 54 años. La dependencia al móvil es mucho más
preocupante entre los más jóvenes”. (Gayá, 2014, p. 43).
Según Jensen (2008):
En Finlandia el 77% de personas entre 15 y 19 años los usan.
(Oksman y Rautainen, 2003).
En Noruega el 80% de
jóvenes entre 13 y 20 años los usan. (Ling, 2003).
En Estados Unidos
actualmente la mitad de adolescentes mayores y adultos los usan. (Roberts 2005.
Weis, 2003). (p. 409).
4.3.
De
acuerdo al sexo.
Bianchi y Philips (2005), sostienen que las mujeres son las que más
utilizan el móvil para socializar. Aunque la mayor parte de sus llamadas sea
por cuestión de negocios. Concluyendo que el sexo no predice el tiempo total de
uso, ni la cantidad de mensajes de texto enviados. (p.151).
Pero según Billeieux et
al.(2008) afirma que si existe
diferencia con el número de mensajes enviados, por el hecho de que las mujeres
dependen más del móvil debido a su mayor nivel de impaciencia. (p.146).
Apoyando lo que señala Billeieux et al. (2008), Igarashi et al. (2005)
comprobó en un estudio hecho a jóvenes de 18 a 23 años que si existe una
diferencia entre hombres y mujeres con respecto a los mensajes de textos pero
él afirma que es por el hecho de que ellas tienden a ser más sociables. Aunque
no es una diferencia abismal en relación al número de mensajes si lo es al
contenido. (p.146)
Toda et al. (2006) citados por Pedrero, Rodríguez
y Ruiz (2012)
también comparte la idea de que son las mujeres las que más usan el móvil para
los mensajes, pero sostiene que son los varones quienes tienen un uso más intenso del móvil, día y
noche, con una preferencia por los mensajes de voz. (p. 147).
5.
Posibles
Consecuencias
El uso excesivo del celular trae consigo
consecuencias negativas en diversos ámbitos del adicto.
5.1.
Relacionado
con la inteligencia.
Según la revista Business
Negocios en el Perú (2014), encontraron
4 diferentes consecuencias que afectan en la inteligencia.
Consecuencia en el
coeficiente intelectual.
Los teléfonos pueden afectar nuestra capacidad de dormir. El
afectar nuestras horas de sueño puede conducir la pérdida de 15 puntos o más de
nuestro coeficiente intelectual. Larry Rosen, psicólogo de tecnología, escribió
en Psychology Today que el 81% de los estudiantes universitarios admitió (en
una encuesta) que dejaban su teléfono
muy cerca de donde dormían, esto indica que los teléfonos celulares
perjudican nuestra calidad de sueño. (p. 66).
Consecuencia
a la inteligencia creativa.
Según Rosen, los móviles disminuyen
nuestra «capacidad para simplemente estar dentro de nosotros mismos, y pensar y
soñar despiertos». Es imprescindible dar a nuestras mentes algo de tiempo libre
para desarrollar esta inteligencia sin que sean interrumpidas por las constantes
notificaciones. (p. 66).
Consecuencia
a la inteligencia social.
Se está perdiendo la capacidad para poder
pensar por nosotros mismos, al igual que el de poder compartir momentos gratos
con las personas que queremos, o de iniciar una nueva amistad. (p. 66).
En su texto Gayá (2014) explica que “el aislamiento social, la
disminución en destrezas sociales o una baja autoestima son algunos problemas
de los que más afectan a los jóvenes, los cuales viven una de las edades más
importantes para desarrollarse socialmente.” (p. 43)
Consecuencia
a la inteligencia “espiritual”.
Se está perjudicando la inteligencia
“inteligencia emocional”, esta consiste
en simplemente vivir el presente, independiente de nuestras creencias, pues
vivir en el presente es la base para estar bien emocionalmente, socialmente e
intelectualmente. (p.66)
5.2.
Relacionado
con la salud y otro términos.
Consecuencias en la
salud.
Según Gayá (2014), la adicción al celular puede provocar
algunas de las afecciones más comunes como insomnio, dolor de cabeza, ansiedad,
aislamiento, estrés. Además dolores y calambres en la mano, debido a un teclado
constante, son fuente de tendinitis en las manos, muñeca y antebrazos, y la
postura adoptada al manipular el dispositivo, cabeza agachada y hacia delante,
provoca además fuertes contracciones musculares en cuello, hombro y espaldas.
(p.43).
Además
de esta información, hemos encontrado términos relacionados con la adición a
los teléfonos celulares, los cuales
hemos clasificado como dos consecuencias más de dicha adicción:
Nomofobia.
Según Vargas (2011) , Nomofobia es el
miedo a quedarse sin contacto vía celular. El término se debe a un anglicismo
que abrevia: “No-mobile phone phobia”, acuñado durante un estudio solicitado
por la UK Post Office y realizado por YouGov, una base de investigación
británica, para determinar los tipos de ansiedad que padecen los usuarios del
pequeño aparato.
El estudio se realizó en el Reino Unido y si bien se interrogó
a más de 2,100 personas, los expertos concluyeron que el trastorno lo padecen
más de 13 millones de ingleses; y por lo que se puede observar en nuestro
acontecer diario, ha tomado los niveles de una pandemia mundial.
Sin importar en qué país nos encontremos, basta observar cómo
hombres y mujeres, de todas edades y nivel socioeconómico, chocan o se
tropiezan en la calle por caminar distraídos y atrapados en su celular. Ya sea
en el dentista, a punto llegar al altar o en medio del mar, las personas
estamos con el aparato pegado a la oreja. No podemos salir de casa sin antes
palparnos los bolsillos del pantalón, revisar el cinturón o la bolsa, la
mochila, el portafolios para asegurarnos de traerlo. En el restaurante, antes de abrir el menú, colocamos al rey de
la tecnología portátil en el centro de la mesa, donde compartirá su dominio con
otros. Es el momento en que el avión toca tierra se escucha una sinfonía
producida por los celulares. Y para muchos resulta indispensable colocarlo en
la mesita de noche, por si acaso. (p. 418)
Phubbing.
Según Gayá (2014), el término phubbing (del inglés pone-
snubbing, despreciar), es el acto de ignorar el entorno para concentrarse en la
tecnología móvil, ya sea teléfono inteligentc, tableta u ordenador. (p.43).
Vibranxiet.
Según Gayá (2014), también es denominada
ringxiety o fauxcellarm, que es la ansiedad producida por los avisos de llamada
o alertas del móvil. En estos casos la persona cree que le vibra el teléfono en
el bolsillo o cree oír su sonido. El cerebro se vuelve hipersensible a
sensaciones, movimientos y sonidos que antes le pasaban desapercibidos,
llegando a considerar el móvil como parte del cuerpo. Se ha llegado a comparar
con el síndrome del miembro fantasma, que el cerebro aún recuerda un miembro
que ha sido amputado. (p.43)
6.
Posibles
Soluciones
Gayá (2014) sugiere que:
Si no puedes desprenderte
de él [teléfono celular] tan fácilmente, quizás porque lo necesitas
para el trabajo o para cualquier otro asunto personal, te recomendamos que
entonces comiences a darle un buen manejo a tu dispositivo. Para ello tienes la
aplicación FaceUp, una aplicación de creación española que pretende hacer
consciente al consumidor de su nivel de adicción, al tiempo que le propone
retos para comenzar a superarla. (p. 43).
Además de esta aplicación
Gayá, enlista algunas actividades que se pueden hacer para disminuir el uso
del teléfono celular, a continuación las
ordenaremos:
ü Silencia
todas las alertas de tu móvil, sobre todo las de las redes sociales, juegos y
grupos de las aplicaciones de mensajería.
ü No
lo utilices durante las comidas, ni durante el tiempo que estés con tus amigos
y con tu pareja.
ü Apaga
el teléfono durante unas horas al día, no es necesaria que sean seguidas.
ü No
lo lleves a la cama, utilizar el teléfono en las horas previas a la noche
favorece la aparición de insomnio.
ü Trata
de apagarlo por las noches.
III.
Conclusiones
-
Habiendo revisado la
literatura encontrada, podemos decir que la adicción al teléfono móvil se puede
considerar en la actualidad como una adicción, específicamente de proceso.
-
También podemos deducir
que se dan en diferentes condiciones culturales, con diversos factores
causales. Una de las causas que más se ha trabajado en la literatura, es que
las personas que sufren de una conducta adictiva vienen acompañadas de una
vulnerabilidad psicológica, como lo son las personas de baja autoestima, en
este caso aparece porque las personas no pueden enfrentar a sus “compañeros”
cara a cara y prefieren quedarse o “acompañarse” de su teléfono móvil. Así como
también los jóvenes con altos niveles de aburrimiento en el ocio quienes son
más propensos a la adicción al celular.
-
En lo que respecta a los
sexos, son las mujeres, según la mayoría de autores Bianchi y Philips (2005),
Billeieux et al. (2008), Igarashi et al. (2005) las cuales se sumergen más en
esta adicción, porque ellas dependen más del móvil debido al mayor nivel de
impaciencia que presentan.
-
Se presentan las
diferentes consecuencias negativas que pueden ocasionar, entre ellas; las
consecuencias en la salud, en la inteligencia, en las relaciones
interpersonales. Con respecto al tema de salud, si bien el insomnio, contracción muscular en los
hombros y espalda, ansiedad o dolor de cabeza son causadas por los trabajos que
realizan las personas, es ahora que todas estas afecciones están siendo
causadas por un aparato que todos ya consideramos parte de nosotros. Esto es completamente alarmante, pues puede como
se ve en la actualidad, el uso del móvil frecuente está aumentando a pasos
acelerados.
-
Por ultimo mostramos las
posibles soluciones para disminuir su uso, pero no reducirlo por completo;
pues, en la actualidad su uso es necesario en toda sociedad tecnológica.
-
Si seguimos usando el
móvil sin criterio alguno, solo nos puede esperar una cosa, “la idiotez”, el
teléfono celular está degradando cada vez más las capacidades de los jóvenes,
pues si no tienen un teléfono cerca no se pueden concentrar en las cosas que
están haciendo, si seguimos en este crecimiento solo seremos personas idiotas
dependientes de un aparato.
IV. Referencias bibliográficas
Cabañas, M., Korzeniowski, C. (marzo, 2015). Uso
del celular e Internet: su relación con planificación y control de la
interferencia. Revista argentina de
ciencias del comportamiento, 7(1):6-12. Recuperado de http://revistas.unc.edu.ar/index.php/racc/article/view/5-16/Cabanas_esp
Freixa, M., Honrubia, L., López, O. (enero, 2012).
Adaptación española del “Mobile Phone Problem Use Scale”, 24(2):123-128.
Recuperado de http://www.adicciones.es/files/lopez-fernandez%20123-130.pdf
Gayá, V. (junio, 2014). Los teléfonos sirven ya
para tantas cosas que se complica no ser adicto. Un 77 por ciento de los
jóvenes entre 18 y 24 años padece ‘Nomofobia. El Siglo de Europa (1065):42-43. Recuperado de
http://www.elsiglodeuropa.es/siglo/historico/2014/1065/1065Tiemposdehoy.pdf
Gómez, J.F.,
Posada, A., Ramírez, H. (2005). El niño
sano (3ra. ed.). Bogotá: Médica Internacional.
Hawkins, D. (2008). Acabe con las adicciones cotidianas (4ta. ed.). Michigan: Portavoz.
¿"Idiotizan" los smartphones?. (diciembre
de 2014). Bussiness Negocios en el Perú, p.66.
Jensen, J. (2008). Adolescencia y adultez emergente un enfoque cultural (3ra. ed.).
México: Pearson Educación.
Moreno,
A., Prieto, J.J. (agosto, 2015). Las redes sociales de internet ¿Una nueva
adicción?. Revista argentina de Clínica Psicológica, 26(2):149-152.
Recuperado de http://200.38.75.93:2096/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=26&sid=55848c40-0909-4aa9-920d-729be03ee9a4%40sessionmgr110&hid=125
Pedrero, E., Rodríguez, M., Ruíz, J.M. (marzo,
2012). Adicción
o abuso del teléfono móvil. Adicciones, 24(21):139-152.
Recuperado de http://www.psiquiatria.com/adicciones/adiccion-o-abuso-del-telefono-movil-revision-de-la-literatura/
Said, E. (2012). Ciudadanía móvil: apropiación y participación de jóvenes en sectores
vulnerables en Colombia. Barranquilla: Universidad del Norte. Recuperado de
http://manglar.uninorte.edu.co/bitstream/handle/10584/5552/9789587411775%20eCiudadania%20movil.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Vargas, G. (2011). Conéctate. (3ra. ed.) Ciudad
de México: Grupo Santillana.